jueves, 30 de mayo de 2019

Valores y virtudes que guían el ejercicio profesional de enfermería


Lic. Severino Rubio Domínguez
Autor: Lic. Severino 
Rubio Domínguez



Sí, el cuidado a la salud es una empresa humana, cuyo valor esencial es de índole moral, orientado hacia el bien, entonces las prácticas de cuidados de salud deberán ser estudiadas no sólo por las ciencias naturales, sino por las ciencias humanas aplicadas (Colliere).





Introducción


El propósito de este manuscrito surge de una preocupación genuina por enfrentar la superficialidad, la rutina, burocratización y en suma la deshumanización del personal medico, administrativo, técnico y el de enfermería, lo que ocurre en centros de salud y hospitales públicos y privados. Así se caracterizan a los servicios de salud y con  frecuencia, en particular, al desempeño profesional de enfermería, que, desde mi punto de vista, es la base de la pirámide de la deshumanización de los servicios de salud en las instituciones.

En contraste, en diversas partes del mundo surgen los hospitales imán, que se destacan porque han desarrollado amplia capacidad resolutiva de los problemas de los enfermos, tienen amplio prestigio por los profesionales y especialistas que otorgan la atención médica y de enfermería, pero también se les reconoce por la capacidad comprensiva y compasiva, es decir ética, de los servicios de enfermería.

Como una expresión del movimiento intencional en la base para abolir maltrato a los enfermos, y constituir un frente por el respeto de los derechos humanos en un sistema de  servicios que se constituye de varias partes que se implican mutuamente, las  organizaciones internacionales de la salud y las organizaciones internacionales de enfermería están promoviendo el potencial que tiene enfermería para alcanzar cobertura universal frente a las complejas demandas de atención en las sociedades de nuestro tiempo. En este movimiento, el liderazgo de enfermeras y enfermeros que tienen una preparación profesional de nivel superior, es decir un perfil académico profesional
universitario de alto nivel para la Enfermería Humanística, constituyen el eje de la estrategia, si consideramos que su nivel de estudios los prepara para el ejercicio de la Enfermería Humanística que necesitan las instituciones y la sociedad en su conjunto.

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Desde el movimiento Nightingale hasta nuestros días, humanizar con la ciencia y el arte
de la enfermería las practicas del cuidado, es el objetivo de la profesionalización,
entendida como la necesidad de que toda persona que se dedica a enfermería tenga los
conocimientos y las cualidades para su ejercicio en el nivel de las exigencias de esta
época.

Desarrollo


Conceptualización de la Enfermería Profesional


El cuidado de Enfermería ha sido identificado como objeto de estudio y eje del ejercicio  profesional, siendo éste intencional, interpersonal e intransferible, como lo plantea Colliere cuando expresa: “El cuidado humano en Enfermería no es por tanto una simple emoción, preocupación, o un deseo bondadoso. Cuidar es el ideal moral de Enfermería, el fin es protección, engrandecimiento y preservación de la dignidad humana. El cuidado humano implica valores, deseos y compromiso de cuidar, conocimiento y acciones de cuidado”.1  Lo que implica una verdadera disposición por la vida, capacidad de sobrevida y calidad de vida de la persona que se cuida.  “La dinámica del cuidado de Enfermería se orienta a la vida humana integral, respetando los derechos y sentimientos de la persona que se cuida”.2

Como lo afirma Martha Rogers, destacada teórica y representante de este movimiento por la Enfermería Humanística, el ejercicio profesional demanda profundo conocimiento de lo humano, capacidad de razonamiento intelectual, desarrollar la capacidad compasiva y comprehensiva por el enfermo y su familia, principios éticos y virtudes morales, que un digno representante de este movimiento en cada servicio, de cada uno de los centros de atención a la salud, debe tener claros para constituirse en referente de inspiración de las nuevas generaciones y en ejemplo de quienes se dedican a esta importante profesión de la salud.

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A menudo el cuidado es invisible, cuidar o preocuparse de una persona, creer en esa persona, reforzar sus capacidades, permitirle recobrar la esperanza, acompañarle en su camino, estando presente, son acciones invisibles. La enfermera invita a la persona a tomar conciencia de sus elecciones de salud, a actuar y a llevar a cabo las actividades ligadas a la salud, por tanto, el papel de las enfermeras consiste en hacer posible la acción personal.3

La persona, sujeto de estudio y de atención de la Enfermería, se concibe como un ser fisiológico, psicológico, sociocultural y espiritual, un todo integral indisociable, más complejo que la suma de sus partes y diferente a éstas, que tiene maneras de ser únicas en relación consigo mismo y con el universo; maneras de ser que forman un modelo dinámico de relación mutua y simultánea con el entorno.4  Las personas cuentan con un bagaje cultural; sus expresiones y su estilo de vida reflejan los valores, las creencias, las prácticas de su cultura y por ende su salud.

Cada persona se considera única y particular, lo que determina necesidades propias,capacidades y potencialidades, las cuales se constituyen en el punto de referencia para el cuidado de Enfermería. La noción de persona abarca a cada individuo, hombre o mujer, a la familia, al grupo y a la colectividad. La persona humana “como única e irrepetible existe, necesariamente, en un cuerpo sexuado de hombre o de mujer, cada uno igualmente diferente. Dos modos de vida, dos tipos de persona y dos formas de ser. Dos condiciones desiguales para acceder al poder, a las oportunidades y a los recursos. Dos posibilidades diferentes para tener o perder la salud. Dos escenarios para considerar el
cuidado” 5

El entorno comprende el medio interno genético, fisiológico, psicológico y espiritual y el medio externo compuesto por el conjunto del universo del que la persona forma parte:
los aspectos físicos, ecológicos, sociales, culturales, políticos, económicos; así como la visión del mundo y todo factor que tenga influencia sobre el estilo de vida de la persona, de tal forma que todas las influencias del entorno proporcionan un significado a las experiencias de la salud y de la vida. El entorno lo constituyen los sitios donde las personas cursan su proceso de socialización: el hogar, la escuela, los centros de trabajo etc., y donde atienden su salud: centros comunitarios, centros de asistencia social, centros de salud y centros hospitalarios, es así como la interacción entre cada persona y su entorno condiciona su proceso de salud-enfermedad.

La salud es un valor y una experiencia humana que se vive según las perspectivas, las creencias y las formas de actuar que son culturalmente conocidas y utilizadas, con el fin de prevenir y conservar el bienestar individual y colectivo, permitir la realización de las actividades cotidianas; varían de una cultura a otra, lo que significa la salud para una sociedad puede ser diferente para otra.  Así, este concepto hace referencia al bienestar y a la realización del potencial de creación para cuidar de la salud. La experiencia de la enfermedad forma parte de la experiencia de salud y del significativo
de vida.

Otros conceptos que forman parte del cuidado de Enfermería son la interacción y la transición. La interacción entendida como la acción que la persona realiza con el entorno y la que efectúa la enfermera con la persona para establecer y desarrollar el proceso del cuidado.6  La transición hace referencia a los cambios temporales que experimenta la persona en sus etapas de desarrollo, con eventos característicos en cada una de ellas (desde el nacimiento hasta la muerte) en situaciones de cambios de salud: accidentes, enfermedad aguda ó crónica, y en   lo que uno espera de sí mismo (a) o de los demás, ó en sus capacidades. Todo esto constituye transiciones, ya que se trata de acontecimientos unidos a situaciones de salud-enfermedad. La enfermera interactúa con seres humanos, partes integrantes de un contexto sociocultural, que se encuentran en transición o que la anticipan. Las interacciones enfermera-persona están organizadas alrededor de un objetivo (gestión clínica, resolución de problemas, evaluación holística), y la enfermera utiliza alguna estrategia de cuidado para fomentar, facilitar o mejorar la salud.7

Humanizar a la enfermería del futuro


Como puede apreciarse Enfermería es una actividad formal de gran valor para la sociedad moderna, requiere de un sistema educativo de alto nivel, para ofrecer profesionistas del más alto nivel que se integren a su gremio de acuerdo con la evolución alcanzada y deseable que la sociedad necesita.

Sin embargo, las posibilidades de un servicio con estándares de excelencia que se encuentra en la mente de nuestros líderes profesionales e intelectuales contrastan con la percepción antigua de quienes integran personas habilitadas a desempeñar un rol limitado y que puede ser de alto riesgo para la vida y la salud de las personas que se confían a nuestro cuidado. Lamentablemente vemos creciente la capacitación de enfermeras con insuficiente formación profesional, si consideramos que actualmente hay más de 500 Escuelas de Enfermería que no tienen reconocimiento de calidad aceptable y que nos anticipa un fenómeno de escasez de enfermería en un contexto de gran número de enfermeras egresadas de éste sector del sistema educativo nacional, particularmente del bachillerato bivalente, y más específicamente de egresados de las escuelas particulares de esta modalidad.

Tenemos el privilegio de vivir en un periodo único de la humanidad, cuando los avances científicos y tecnológicos en Biología Molecular, Ingeniería Genética, Telecomunicaciones, y en Nuevos Materiales, por ejemplo, nos han permitido adquirir nuevos y fascinantes poderes sobre la vida, y al mismo tiempo entrar a un mundo fértil en nuevos conceptos de las ciencias para la vida y de vida moral para las ciencias, que exigen y promueven un cambio en los paradigmas de las profesiones, fenómeno que se encuentra presente e influye en el avance de la Enfermería, como Arte y Ciencia, y su inserción en la práctica multidisciplinaria del cuidado a la salud.

No hay duda, en la época contemporánea Enfermería se ha desarrollado como una profesión a la altura de las exigencias de su tiempo, se ha transformado como una práctica sumamente especializada y que tiene claramente definido su rol social y responsabilidad específica frente a las personas que sirve, en las Instituciones donde desempeña su función y con las diferentes profesiones y disciplinas de las Ciencias de la Salud, con quienes comparte su máxima principal, lograr que las personas alcancen un estado óptimo de salud y capacidad de vida, enfrentar la enfermedad y el sufrimiento, y promover  las mejores condiciones de la existencia humana.

En su evolución milenaria, el cuidado a los enfermos se transformó, de una práctica que se realizó por humanidad, actividad humanitaria después, hasta que en los últimos cien años por influencia del movimiento Nightingale, se consolidó como una profesión basada en principios humanistas, los que se pueden identificar en la obra de sus pensadoras más clásicas como Henderson, Benner, Watson, Rogers y Peplau, entre otras, que han dado a la Enfermería el marco filosófico para guiar el servicio que necesita la sociedad mundial.

En nuestro país ciertamente encontramos un gran avance en los niveles y contenidos de la formación profesional, en el sector de las Instituciones de Nivel Superior, donde se educan las enfermeras que egresan con Licenciatura, Especialidad, Maestría y Doctorado, pero también un gran rezago en el sector de educación técnica que ahora en su mayoría con formación bivalente del bachillerato, se caracteriza por impartir una educación escasa y deficiente de enfermería, en tanto que se encuentra centrada en las técnicas y para un rol de colaboradora en servicios hospitalarios.

Así en México tenemos Enfermeras de alto nivel, y en contraste de muy bajo perfil, lo que obliga a un esfuerzo de planificación y replanteamiento de las formas de educación y contratación, de los profesiogramas, y para precisar las responsabilidades que puede asumir una enfermera, de acuerdo con el tipo de formación, técnica o profesional, que recibió en la escuela. Pero si consideramos que los valores mas esenciales de la Enfermería Profesional se adquieren en el eje de formación metodológica y disciplinar que solo conservan y desarrollan ahora las instituciones de nivel superior, conviene reflexionar sobre la necesidad de una campaña preventiva de carácter anticipatorio a la deshumanización de un gran número de enfermeras que provienen de una educación insuficiente en Epistemología, Filosofía, Historia, Ética  y Legislación en Enfermería, contenidos imprescindibles para asegurar la mística de profundo interés por lo humano y las condiciones de la vida humana.


Enfermería y Bioética


La bioética como ciencia moderna filosófica, creciente en importancia, porque humaniza la conciencia científica de los profesionales y especialistas clínicos e investigadores que atienden la salud, tiene sus raíces en una escala de valores, que se han mantenido y desarrollado a lo largo de los siglos, escala que es válida para todas las civilizaciones, credos y religiones, pero que se ha adecuado al desarrollo de la cambiante estructura social en las diversas civilizaciones.

Enfermería como profesión humanística también se realiza en apego estricto a su escala de valores, la que se ha fortalecido desde la ética universal, desde su propia historia, pero más recientemente por la contribución específica de sus teorías y método universal de la enfermería profesional, que han puesto de relieve la necesidad de virtudes humanas para ejercer nuestra profesión, tales como: honestidad, veracidad, responsabilidad, justicia, autoestima, afecto, amabilidad, disciplina, colaboración, compromiso, creatividad, dinamismo, discreción, disposición, ecuanimidad, iniciativa, lealtad, observación, paciencia, percepción, pulcritud, reflexión, servicio y solidaridad; las que se constituyen en atributos de egreso de una formación profesional sólida, más que en requisitos de ingreso a la vida del trabajo.

La educación profesional de enfermería proyecta valores que tienen que ver con el respeto por el medio ambiente, a la dignidad humana, a la muerte, la vida, las creencias, las ideas y los derechos humanos, cualidades que se integran al código personal como resultado de la intencionalidad académica planeada así como de la ideología que se consolida después del número de horas de práctica que se realizan en situación real con las instituciones de servicio,  la  cual es fortalecida por la diversidad de  actividades de formación complementaria y extracurricular.

Nuestra preocupación por asegurar calidad en la atención de enfermería nos remite a la circunstancia de velar por la idoneidad de las personas que ejercen esta delicada tarea, si consideramos que más de la mitad de las plazas profesionales en el sistema de salud recaen en la fuerza de trabajo de enfermería.

La certificación de las profesionales y los profesionales de enfermería, así como la acreditación de los programas académicos, contribuyen con este propósito. Los errores, equivocaciones y las iatrogenias dependen de la capacidad técnica, pero mucho más de la identidad con la visión amplia de la función profesional que necesitan las personas y la sociedad a la que servimos, de la concentración e identidad con los valores que hemos heredado de quienes han hecho un gran esfuerzo para construir nuestra Disciplina Científica y Humanista que tenemos en el siglo XXI.

La sociedad está en crisis, es una frase que hoy en día se oye y se lee en todos los lugares, las profesiones se encuentran en la misma situación.  Las profesiones ligadas a proteger y a procurar la salud tienen responsabilidades tradicionalmente asumidas, la sociedad les exige mayor apego a actitudes éticas y humanitarias. Así tendríamos que preguntarnos, ¿existen algunos valores específicos para Enfermería? ¿Existen algunos valores que se pueden descubrir y vivir de un modo especial por estos profesionales?

Cada uno de nosotros puede contestar a este tipo de preguntas, desde distintas perspectivas. Así, algunos contestaran basándose en una reacción emotiva, resultado de experiencias positivas vividas en el ejercicio profesional, de tal forma que no necesita más explicaciones. La vida misma se lo demuestra. Sin embargo, puede llegar un momento en la vida en que necesitemos una aclaración racional, a consideraciones que nos permitan juzgar la validez o la fundamentación de lo que queremos conocer.

Nuestros principios y Valores


Los Principios entendidos como verdades universales y razones fundamentales que derivan de la noción misma del bien, los principios son una suerte de intuición o hábito que contiene los preceptos de la ley natural, de que “el bien ha de hacerse y el mal de evitarse”, principio imperativo que recibe el nombre de sindéresis:
  • Principio Antrópico. Es legítimo todo lo que contribuye al bien auténtico de la persona.
  • Principio de Virtud. El bien posible, es obligatorio, realizarlo, no es optativo.
  • Principio Imperativo Categórico. Hay que actuar como cualquier otro pudiera hacerlo válidamente en mi lugar.
Al hablar de valores tenemos presente la belleza, la justicia, la bondad, la utilidad, etcétera y sus polos negativos, la fealdad, la injusticia, la maldad, la inutilidad, etcétera.

Me referiré primero al valor que atribuimos a las cosas y posteriormente al valor de la conducta humana, en especial a la conducta moral.

Los valores son cualidades dotadas de contenido que se depositan en bienes, por tanto, los valores no son, sino que valen. Son bipolares, siempre tienen un contrario positivo-negativo.

El valor y el deber de realizarlo están enlazados, nuestra preferencia de un valor sobre otro se debe a que los valores son captados por nuestra intuición emocional ya jerarquizados, la voluntad de realizar un valor moral superior en lugar de uno inferior constituye el Bien Moral, cuando estamos en este plano en que la persona hace suyos los valores, los practica y se esfuerza por desarrollarlos nos encontramos con las virtudes morales.

Hay dos virtudes dentro de todas las demás, me refiero a la prudencia y a la fortaleza, sin ellas no hay otra virtud posible [elegir el Bien constituye la prudencia; no abandonarlo, a pesar de los obstáculos de las pasiones y la soberbia, constituyen respectivamente, la fortaleza, la templanza y la justicia).  Así cultivamos las virtudes cardinales.

Se debe reconocer que la madurez humana es consecuencia del desarrollo armónico de las virtudes humanas, esta madurez se manifiesta, sobre todo, en cierta estabilidad de ánimo, en la capacidad de tomar decisiones ponderadas y en el modo recto de juzgar los acontecimientos de las personas.

Las siguientes son sistematizaciones de un conjunto de las principales virtudes para guiar el ejercicio profesional de enfermería.

Prudencia


La prudencia como virtud, facilita la reflexión adecuada antes de enjuiciar cada situación y la consecuencia de tomar la decisión acertada, pondera las consecuencias favorables y desfavorables para sí mismo y para los demás, antes de tomar una decisión, y luego actúa y/o deja de actuar de acuerdo con lo decidido.

La prudencia como sabiduría, es el conocimiento práctico que nos enseña a vivir de acuerdo a virtudes y valores. Nos permite distinguir lo que puede beneficiarnos o perjudicarnos. Nos facilita el discernimiento de la toma de decisiones, guiándonos hacia el equilibrio entre el exceso y el defecto. Es guía de las virtudes como la Fortaleza, la Generosidad y la Templanza.

Fortaleza


Resiste las influencias nocivas, soporta las molestias y se entrega con valentía hasta poder influir positivamente para vencer las dificultades.

Justicia


Es justo quien se esfuerza para dar a los demás lo que es debido de acuerdo a  sus deberes y a sus derechos. El acto justo considera la Alteridad, el Derecho Estricto y, la Igualdad: la Alteridad significa, ponerse en el lugar del otro. Derecho Estricto es la entrega de algo debido, y la Igualdad es proporcionar lo adecuado, entre lo que se debe y lo que se entrega.

De la justicia se pueden derivar los valores de: Imparcialidad, Rectitud, Tolerancia, y Solidaridad. En la justicia se anclan todas las virtudes cívicas, y es en la justicia  donde se cristalizan todas las virtudes.

Responsabilidad

Es asumir las consecuencias de mis actos intencionados o no, resultado de las decisiones que tome o acepte.

Respeto 


Es actuar o deja actuar, procurando no perjudicar ni a sí mismo ni a los demás de acuerdo a sus derechos, su condición y sus circunstancias.

Lealtad


Es Aceptar los vínculos implícitos en su adhesión a otros -amigos, jefes, familia, instituciones- de tal modo que refuerza y protege, a lo largo del tiempo los valores que representan.

Laboriosidad


Cumple diligentemente las actividades necesarias para lograr el cumplimiento de su trabajo profesional y de los demás deberes.

Paciencia


Soporta las circunstancias con serenidad.

Sociabilidad


Aprovecha y crea cauces adecuados para relacionarse con distintas personas  y grupos, consiguiendo comunicarse a partir del interés y preocupación que muestra por lo que son, por lo que dicen, por lo que hacen, por lo que piensan y por lo que sienten.

Es importante reflexionar sobre lo siguiente: las virtudes humanas, en circunstancia semejante con los valores, también tienen sus contrarios, y nos enfrentamos a condiciones de deshumanización cuando los sistemas de servicios de salud operan con desabasto, en precariedad, rebasados por la creciente demanda, falta de personal y equipo, que con frecuencia ponen en jaque los valores más esenciales que caracterizan al ser humano y los que se requieren para la vida profesional. Frente a este reto el
profesionista debe realizar con frecuencia profundas reflexiones éticas para reencontrarse con la filosofía y la mística de su profesión, y comprometerse con el servicio a la humanidad de sus pacientes, ser perseverantes en la aplicación de los valores y virtudes que más le significan y con los que mejor se identifica, para ofrecer un trato digno con capacidad técnica y tecnológica en la solución de los problemas que afectan a las personas que acuden a las instituciones y servicios de salud.

Esfuerzo de Humanización Permanente


En el ejercicio de la profesión de enfermería no es posible ser éticos solo en ocasiones o solo comprensivos y compasivos ante el dolor y el sufrimiento de las personas cuando hay incentivos administrativos o concursos para un premio en un momento determinado. La Dra. Juliana González Valenzuela, reconocida Filósofa de nuestra Universidad, explicó muy bien como el enfermo además de tener una naturaleza bilógica que debe atenderse con el auxilio de los recursos de diagnóstico y tratamiento, también tiene una segunda naturaleza humana que se resiente y proporcionalmente al mismo grado de la afectación multisistémica. Y en este sentido reclamó en la Academia Nacional de Medicina atención al El ethos del enfermo, que he tratado de ilustrar en el siguiente esquema para sus aplicaciones en el ejercicio de la enfermería profesional.

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En esta sesión en la que se le entregó un reconocimiento por su trayectoria como humanista, de manera brillante presentó un reclamo por respetar los valores de la ética, que a su vez requiere de una toma de conciencia de los valores de la vida, para participar activamente en la fuerza de la humanización en los servicios de salud. Una lucha permanente entre los ideales y la realidad, como esfuerzo ético.

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Por deshumanización podemos entender al grado de humanismo apenas básico mostrado al
otorgar cuidados, y en efecto, la cantidad de personas a nuestro cuidado, la tecnología y la burocracia pueden provocar la deshumanización. En el extremo está la indiferencia y desigualdad que es la ausencia o frialdad de la relación con el enfermo y su familia, lo que ya significa descuido absoluto para con el otro.

Pero en este sentido cabe una reflexión, ¿para qué humanizarnos? y ¿Cuáles son los incentivos?, la Dra. Gonzalez Valenzuela lo explicó y es representado en la siguiente lámina:


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Para renovarse en el ejercicio profesional de enfermería, siempre es oportuno una nueva toma de conciencia consigo mismo, con la esencia y excelencia que abarca la condición humana que se posee. El humanismo es ante todo una concepción ética y quien se humaniza realiza su esencia.

Coincidiendo con Fernando Savater, debemos también considerar que el proceso de construcción como ser humano y particularmente en el profesional de la salud, no concluye, requiere de un esfuerzo ético y de humanización permanente. La deshumanización de los servicios de salud demanda de los profesionales mejor preparados a dar lo mejor de sí en cada jornada. La profesión de enfermería también lo necesita para desarrollar su prestigio, el valor que debe tener frente a la sociedad y acrecentar el valor de su ejercicio.

Pero no debemos olvidar que, desde un punto de vista ético, la profesión de enfermería es una oportunidad para desarrollarnos como seres humanos, cuando la práctica profesional se ejerce con los valores y las virtudes que juramos respetar, y que debemos transmitir y fortalecer en las nuevas generaciones. El enfoque de la ética a que hacemos referencia no es el de la Ética teleológica que se basa en los fines o consecuencias, tampoco el de la Ética Deontológica que busca el deber ser, es la Ética Axiológica que se fundamenta en los valores. Para Enfermería el conocimiento de la Axiología o teoría de los valores favorece la realización personal y profesional.

Conclusión


Tenemos que reconocer que el profesionista ético en enfermería no está hecho por ser una persona humana. Al ingresar a esta carrera se pueden tener cualidades para cultivarse como ser humano. En la formación como en la práctica, los valores tienen que formar parte de esa naturaleza humana. Digamos que de esta manera el profesionista se hace, logra una personalidad auténtica y un modo ético de ser, que se proyecta en las circunstancias de la vida en general.

Termino con dos reflexiones que frecuentemente comparto con los alumnos de enfermería en esta cruzada por la profesionalización, por el valor de lo que representa y significa la enfermería profesional para el propósito de humanización de las instituciones de salud.

Los valores están vinculados a las costumbres y creencias, siendo el valor el grado de importancia y estimación social que se atribuye a tal o cual creencia. Los valores se desarrollan a partir del reconocimiento de las costumbres que se mantienen en un ambiente dado. Las creencias reviven y alientan comportamientos y actitudes.

Costumbres, creencias, rituales, valores, tejen la cultura que relaciona a los hombres entre sí en un ambiente determinado, moldea su criterio del bien y del mal, y sus motivaciones. Se institucionalizan las formas de ser, y las personas se impregnan de formas de actuar, hablar, y se estructura el comportamiento.

Referencias bibliográficas y bibliografía


1 Colliere, Marie Francoise, Promover la vida, Barcelona, Interamericana_Mc Graw Hill, 1982. p.         230
2 Grupo de Cuidado. Dimensiones del Cuidado, Colombia, Facultad de Enfermería. Universidad           Nacional de Colombia. 1998. p. 8-15
3 Kerouac, Susan, et al El Pensamiento enfermero, Barcelona, España, Masson, 2005. p.42-46
4 ídem. p 36-46
5 Alatorre E., “Hacia la construcción de un nuevo perfil profesional en la ENEO de la UNAM, desde     la perspectiva de Género”, Tesis de Maestría. México, FFy L. UNAM. 2004. p. 179
6 Meleis, A. (1994) Citado por: Grupo de Cuidado En: El arte y la ciencia del cuidado. Bogotá,             Facultad de Enfermería, Universidad Nacional de Colombia. 2002. pp. 42-45
7 Melleis, A.  Theoretical Nursing: Development and Progress. 3a. ed. J.B. Lippincott, Philadelphia, 1997. p. 83
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Marriner, T. Ann. Modelos y Teorías en Enfermería. Elsevier Mosby. Madrid 2006.
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Savater, Fernando. El Valor de Educar. Instituto de Estudios Educativos y Sindicales de América. México. 1997.